Identidad digital en blockchain

Li₿ΞʁLiøη
5 min readJan 26, 2021

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Más de 1.100 millones de personas, especialmente en Asia y África, carecen de documentos oficiales de identidad que les permitan el acceso a la sanidad pública, a la educación y al sistema financiero, de acuerdo con el Banco Mundial.

El 81 % vive en África, al sur del Sahara y en Asia meridional, y el 63 % vive en economías de ingreso mediano bajo, mientras que el 28 % vive en economías de ingreso bajo, lo que confirma que la falta de identificación es un problema crítico para los pobres en el mundo.

Para abordar el problema, el Banco Mundial lanzó su proyecto ID4D para extender los programas de identificación digital de formas que puedan ayudar a combatir la pobreza. Sin ella, las personas tienen más probabilidades de ser explotadas, traficadas o confinadas a una vida de servidumbre.

El enfoque del Banco Mundial desglosa la identidad de una persona en cuatro dimensiones:

1. Ser: edad, género, dirección, huella dactilar, facciones, iris o voz,

2. Saber: lo que el usuario conoce, un número de pin, un código de seguridad, la respuesta a una pregunta secreta,

3. Tener: una tarjeta de acceso, un token de seguridad, un pasaporte, el carnet de conducir o una tarjeta de crédito y

4. Hacer: es el origen de los sistemas de verificación de identidad más sofisticados y más difíciles de copiar. Un smartphone para comprobar que tú, la persona que está tecleando el código de desbloqueo, eres realmente su verdadero dueño.

A su vez, el proceso de identificación digital tiene tres componentes:

1. Identificación: vincular una identidad digital a una persona del mundo real

2. Autenticación: demostrar quien dice ser mediante una contraseña de acceso

3. autorización/afirmación: credenciales para acceder a determinados recursos

Los tres componentes de la identificación digital requieren datos de “fuente de verdad” para verificar la identidad del individuo, y la verificación digital de estas fuentes confiere un gran poder económico.

En un mundo cada vez más digital, nuestras identidades en línea son la clave para acceder a las actividades sociales, económicas y democráticas.

Gran parte de estos datos han sido acumulados por gigantes tecnológicos como Google y Facebook, que han asumido el papel que antes tenía el Estado.

La identidad de miles de millones de personas en redes sociales aumenta cada año, y está gestionada por empresas, que además de registrar la información centralizada, conllevando ello un gran riesgo de robo y manipulación, tratan los datos de las personas como un producto a comerciar, en detrimento de la privacidad y elevando el riesgo potencial de sus titulares.

Al ceder la verificación de la identidad a las grandes tecnológicas estamos aumentando su capacidad de vigilancia.

En este sentido, Estonia es el primer país que ha digitalizado completamente la identidad de sus ciudadanos. El resto de países se encuentra en procesos incipientes, entendiendo las ventajas de incorporar la identidad a una red de blockchain y evaluando los riesgos.

La identidad digital es el requisito previo esencial que garantiza la operativa de blockchain, smart contracts y el resto de tecnologías que se están desarrollando en el ámbito digital.

Según un informe de McKinsey de 2019, el valor económico potencial de la identidad digital para 2030 será el equivalente al seis por ciento del PIB en las economías emergentes, y al tres por ciento en las economías desarrolladas. Este valor provendrá de muchas fuentes, como un mayor uso de los servicios financieros, un mejor acceso al empleo, una mayor productividad agrícola, mayores ingresos fiscales y menos fraude.

En este contexto de necesidad es que se presenta la tecnología blockchain, como una solución a la identidad digital, permitiendo descentralizar la información para evitar su robo o manipulación, dando a los titulares la capacidad de gestión y permitiendo ser validada ante terceros.

Con la identidad digital selectiva, un titular puede compartir parcialmente datos encriptados según la necesidad del requirente, preservando el resto bajo su privacidad.

En América Latina está en marcha el Proyecto DIDI, del Banco Interamericano de Desarrollo que tiene como objetivo la consolidación de una identidad digital auto soberana a través de blockchain para los habitantes.

Hoy día con Cardano, a través de Atala PRISM, se brinda una solución de identidad descentralizada que permite a las personas ser dueñas de sus datos personales e interactuar con las organizaciones de forma fluida, privada y segura.

Atala PRISM registra un caso de estudio, una prueba piloto de verificación de identidad y credenciales para la República de Georgia, convenio entre el Ministerio de Educación y las universidades de la República de Georgia.

Los graduados necesitan un acceso rápido y fácil a sus títulos cuando se incorporan al mercado laboral, Atala PRISM permite a los estudiantes recibir, almacenar y enviar sus logros directamente desde sus smartphones. La verificación inmediata de las credenciales hace innecesaria la comprobación de antecedentes, lo que ahorra a las universidades y a los empleadores tiempo y recursos valiosos.

El lanzamiento de Atala PRISM en Georgia establece un nuevo estándar para la autenticación de la identidad digital y las credenciales. Las empresas, los gobiernos y los individuos pueden aprovechar los beneficios de esta solución inteligente y descentralizada.

Así Cardano se posiciona como líder en identidad blockchain.

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